PONERNCIA: DESAFÍOS PARA LA CONVIVENCIA
Por: Adriana Rosa Blach Vera
Para comenzar, me gustaría partir del significado de la palabra convivencia = vida en común, y de convivir = compartir.
Tomando en cuenta ambos significados podemos comenzar a hablar de los desafíos para la convivencia, entendiendo al desafío como un reto tanto para los inmigrantes como para la comunidad receptora.
El tema de la inmigración, tiene tres aspectos básicos:
Psicológico: los rasgos que hacen al desarrollo de nuestra personalidad, los sentimientos y emociones.
Antropológico: El ser humano, vive y convive en comunidad con una cultura particular pero en permanente cambio. Es en esa cultura donde se dan las leyes las normas, las costumbres. El lenguaje es el principal transmisor de esa cultura.
Social: Implica como nos ubicamos y como creemos que nos ubicamos en la sociedad. Son el conjunto de relaciones que se mantienen en la sociedad.
Toda intervención en el tema de inmigración debe tener en cuenta estos tres aspectos.
Los/las inmigrantes, tomamos una decisión emigrar en busca de una mejora, especialmente económica. Es un cambio fundamental en nuestras vidas y en la de nuestras familiar, por que el emigrar trae aparejada una consecuencia fundamental el desarraigo = arrancar de raíz. Ej. Plantas.
Teniendo en cuenta el desarraigo debemos comprender que existe diversidad de dificultades a las cuales nos enfrentamos, debido a la posición más débil que tenemos en la nueva sociedad. Estas dificultades pueden tener repercusiones tanto a nivel físico como psicológico, y aquí debemos incluir lo que le pasa a nuestros hij@s puesto que el emigrar puede ser para ellos potencialmente traumático, por lo que es fundamental escucharlos y entender lo que les puede estar pasando, tanto a nivel psicológico por las sensaciones, sentimientos y emociones como a nivel de las relaciones que establecen.
Por lo tanto es un desafío volver a hacer raíces en una nueva sociedad como en este caso la española, de naturaleza multicultural puesto que es una sociedad donde coexisten grupos culturales diversos y distintos, pero el solo hecho de coexistir en mismo territorio no significa que se de convivencia, por ello el gran desafío actual es pasar de ser una sociedad multicultural a una intercultural = donde exista intercambio, interacción y comunicación entre los diversos grupos que caracterizan la realidad multicultural.
En los últimos años, nuestros Pueblos y Ciudades se han transformado en espacios abiertos que albergan realidades complejas y dinámicas. Este dinamismo, que ha sido un elemento inherente al desarrollo, ha añadido complejidad a la responsabilidad que deben enfrentar cotidianamente los Políticos y Gestores municipales.
Los Ayuntamientos como Instituciones Públicas más cercanas a la ciudadanía, deben solucionar conflictos nuevos, para lo que es necesaria la articulación de la diversidad y la convivencia.
La inmigración y los procesos de exclusión social que siguen viviendo ciertos colectivos de la sociedad de recepción, son dos problemáticas que deben ser enfrentadas con éxito. Adquieren así, los Servicios Sociales gran importancia en garantizar a todos los que residen en un determinado territorio plenos derechos civiles, sociales y políticos. Es decir: en la “Integración en igualdad de oportunidades.”
Como podemos ver a diario los medios de comunicación hablan de la multiculturalidad, los responsables en especial de la política social y educativa se refieren a ella. Los maestros en las aulas, los educadores de adultos, los animadores de grupos, constatan como sus proyectos educativos y sociales no ofrecen respuestas a una realidad diversa y heterogénea.
Existen tres rasgos básicos visibles de la sociedad multicultural en el contexto europeo actual: la diversidad, las semejanzas y el conflicto.
La diversidad: Constituye el rasgo principal de la multi culturalidad. Se expresa en la presencia de:
Distintos grupos étnicos en un mismo país receptor incluyendo a las minorías nacionales;
Lenguas: materna, regionales, oficiales, etc.;
Distintas culturales: religión, formas de vida, de representaciones;
Diferentes edades;
Diferente volumen de inmigrantes de un país u otro. Diversidad de profesiones y cualificaciones;
Diferentes organizaciones: variaciones muy importantes en cuanto a la dimensión y presencia del tejido asociativo;
Diversos proyectos de los propios inmigrantes: retorno, asentamiento, reagrupamiento familiar, integración, etc.;
Distintas respuestas de las sociedades receptoras frente a la inmigración.
Diversidad y semejanzas son dos dimensiones que existen conjuntamente.
Las semejanzas en:
El desarraigo;
La dependencia sociocultural;
La dependencia socio-económica;
La tendencia al aislamiento como resultado de la exclusión, pero también de la propia necesidad de mantener la cohesión de grupo;
La aspiración al ejercicio del derecho de expresión;
La búsqueda constante de, un lugar donde vivir, un trabajo para vivir, una escuela para educar a sus hijos, una aceptación social, etc.
Pero no sólo comparten semejanzas entre sí los distintos grupos inmigrados, sino que éstas se extienden a la población autóctona, desde la consideración de que es lo que une a los individuos, puede decirse que existen tres realidades:
Una realidad bio-psíquica (edad., intereses, experiencias);
Una realidad social y económica (trabajo, hábitat, etc.);
Una realidad territorial (vivienda, barrio, ciudad, región).
Podemos decir entones que muchos de los inmigrantes que llegan hoy a Europa, comparten con los grupos más desfavorecidos de la población autóctona, necesidades y expectativas.
Un trabajo estable;
Una vivienda digna;
Acceso personalizado a los servicios sociales básicos;
Educación de sus hijos en una escuela cercana y vinculada a ellos;
Ser aceptados y no excluidos ni discriminados por la sociedad;
Formación laboral;
De hacer oír su voz en grupos y asociaciones.
En definitiva, buscar qué une, realidades y necesidades, antes de qué separa, cultura propia, a las personas en general y en particular en el hecho migratorio, puede evitar que la diferencia se convierta en factor clave de clasificación social y en obstáculo estructural para el acceso a bienes y servicios, indispensables en todo proceso de integración social.
El conflicto:
La relación entre grupos culturales y étnicos diferentes no sólo no está exenta de conflictos, sino que éste es inherente a dicha relación. Puesto que es inherente a las relaciones sociales, es un factor presente ante la diversidad humana, diversidad de intereses, de alternativas, de expectativas.
La sociedad en general no actúa como un todo consensuado. Por lo tanto el conflicto no lo suscita la presencia del inmigrante, el conflicto está en el conjunto social. Es decir ni sociedad consensuada, ni inmigración como todo homogéneo, sino sociedad en constante proceso de negociación del conflicto, e inmigración heterogénea y diversa. En suma se plantea el conflicto como una realidad en las relaciones intragrupales e intergrupales, ya sea que nos refiramos a población autóctona o inmigrada.
Dada la naturaleza multicultural y multi-étnica de España, la integración sociocultural ha de eliminar obstáculos jurídicos, culturales, lingüísticos y sobre todo de exclusión social.
Podemos decir entonces que integración y convivencia las dos puntas de un mismo hilo, una no puede darse sin la otra.
Muchas de las definiciones que se dan de integración, referida a los inmigrantes, se inscriben en el ámbito del deber ser más que del ser. Es decir que no tratan de ver cómo es y cómo se produce el fenómeno de hecho, sino que plantean una conceptualización ideal de la integración. Pero cuando se habla de integración de la población inmigrante, se debe hablar del sentir, el pensar y el hacer, puesto que se refiere al sentimiento de pertenencia del individuo al grupo. Estamos hablando de pertenencia al grupo, entendido como conjunto de la sociedad receptora en la cual, se sienten, se piensan y hacen como parte de la sociedad. Es decir constituir las partes de un todo.
Es decir que para determinar el lugar que ocupan los inmigrantes en la sociedad receptora, es necesario conocer su situación socioeconómica, para ello se parte de cuatro elementos básicos:
La situación y condiciones laborales
El acceso a recursos.
La política migratoria y la legislación
Cuáles y cómo son sus relaciones.
Si cada uno de nosotros piensa en la propia experiencia, nos vamos a dar cuenta como existen unas claras implicaciones socio-económicas de la situación laboral de los inmigrantes en la forma que adquiere su integración:
Un acceso muy limitado a la movilidad socio-económica ascendente.
El consiguiente estancamiento en un nicho socio-económico específico.
Pero no sólo se trata de los condicionantes del contexto donde se insertan, sino también de su capacidad de reacción. Por eso son tan importantes las redes que constituyen un medio para la canalización de información y recursos que sirven para construir estrategias con las que satisfacer necesidades. El carácter, la densidad o alcance de esa red social condicionará a qué medios puede acceder la persona inmigrante, no sólo medios materiales, sino también relaciónales.
La red social es a la vez factor determinante de la posición social y fruto de ésta. Es decir, condiciona y es condicionada por el lugar que se ocupa socio económicamente. Cuál y cómo sea la red social del inmigrante y cómo se integre en el sistema general de redes que componen la sociedad puede suponer la diferencia entre acceder o no a cierto tipo de trabajos en determinadas condiciones y a otros muchos ámbitos relacionales, espaciales, etc. y por tanto, la diferencia entre mantenerse circunscrito a un determinado círculo y posición o conseguir movilidad entre distintos círculos.
Por otra parte si se considera que mejorar la realidad de la inmigración en España se vincula a aumentar el grado de integración del conjunto social, no es suficiente el trabajo aislado de las personas inmigrantes, sino que es necesaria la iniciativa social, pública y/o privada.
Una buena estrategia es la mediación que debe tener en cuenta dos importantes premisas:
La visión no puede ser sectorial y excluyente. La sociedad es compleja y por lo tanto la intervención social también.
Los mediadores no son los que más saben respecto a inmigración. Las personas son las que mejor conocen su realidad, sus necesidades y sus recursos potenciales. La intervención social debe partir de la escucha, del análisis colectivo de la realidad, y de la búsqueda conjunta de soluciones reales a problemas reales.
Se debe tener en cuenta que de la inmigración puede surgir una sociedad intercultural en la medida la sociedad receptora acepta compartir los conocimientos entre los diferentes grupos étnicos residentes en una sociedad concreta.
De esta manera se evitaría que la diferencia se convierta en un factor clave de clasificación social y en obstáculo estructural para el acceso a bienes y servicios, indispensables en todo proceso de integración social.
Parte de la estrategia de subsistencia de los inmigrantes está en la construcción de redes sociales que son en su mayoría las que se realizan con compatriotas, estas redes sociales son el factor determinante de la posición social y fruto de esta.
Estamos hablando de ser ciudadanos con todo lo que ello implica derechos y obligaciones, ciudadanía en su dimensión social, condición que permite a los humanos hacer valer su humanidad.
La diversidad es un factor de enriquecimiento, de variedad y complejidad de la sociedad. Las sociedades que permanecen cerradas en sí mismas se convierten en estáticas, involucionistas y expulsoras. La incorporación de otros valores culturales, es siempre un factor positivo para el desarrollo de individuos y sociedades. Diversidad, identidades y conflicto son procesos que unen en la diferencia.
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